8 de agosto de 2013

La alimentación complementaria

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Es muy positivo sentar al bebé a la mesa con los demás. Siempre que los hábitos alimentarios de la familia no sean muy inadecuados para un bebé será preferible ofrecer los mismos alimentos que toma el resto de la familia pero adaptados a la capacidad del niño. Si además el niño come a la mesa a la vez que los demás, se estará proporcionando al niño la función socializadora que tiene la comida para el resto de la familia.

CÓMO

Los nuevos alimentos se deben incorporar de uno en uno y con al menos una semana de separación.

No hay ninguna base científica para recomendar el ofrecimiento de un alimento antes que otro siempre que al principio se trate de alimentos sanos con poco potencial alergénico. Es indiferente empezar por la fruta, la verdura, los cereales, … Tampoco hay ninguna base científica para dar un determinado alimento a una determinada hora (cereales por la mañana, fruta por la tarde…)

Se debe empezar con pequeñas cantidades, sin forzar, que irán aumentando a medida que el niño las acepte de buen grado. La idea es ofrecer y, sobre todo, no obligarle jamás a comer. Cada niño tiene sus propias necesidades y sigue su propio ritmo.

Los alimentos deben ser variados, y se debe tener en cuenta su contenido energético, siendo preferible escurrir bien los alimentos y evitar caldos y sopas por su escaso aporte calórico.

No añadir azúcar ni sal a los alimentos. La ingesta de azúcar y sal en los niños mayores y adultos ya es demasiado alta, cuanto más tarde empiece a acostumbrarse, mejor.

Generalmente se recomienda no dar alimentos que suelen causar alergia, especialmente cualquiera que produzca alergia a un miembro de la familia, hasta los 12 meses. No obstante, una revisión llevada a cabo en 2008 por la ESPGHAN (Sociedad Europa de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica) concluyó que no se observa beneficio por el hecho de posponer la incorporación de alimentos potencialmente alergénicos.

Lo ideal es no incorporar las proteínas lácteas hasta el año. Ello incluye a la leche de vaca y sus derivados.

Dar el gluten (trigo, avena,centeno y cebada) con precaución. Recientes estudios en Escandinavia confirman que la lactancia materna disminuye el riesgo de celiaquía siempre que los alimentos que contengan gluten se ofrezcan muy poco a poco, cuando el niño todavía está mamando y alrededor de los 7-8 meses.

Los sólidos con riesgo de atragantamiento (frutos secos, palomitas de maíz…) se incorporarán a partir de los 3-5 años.

Los alimentos no necesariamente deben estar triturados, sino que basta que sean de consistencia blanda y puedan ser aplastados o troceados con un tenedor o por el propio niño con la lengua y el paladar. Tampoco son necesarios alimentos especiales para bebés y algunos de ellos, a parte de ser caros, llevan aditivos poco recomendables.

BABY-LED WEANING

Actualmente muchas familias optan por no introducir la AC triturada, sino ofreciendo a los bebés alimentos de fácil masticación en base a sus necesidades y gustos, y que formen parte de la dieta de los padres. Esta opción también es conocida como “Baby-led Weaning”. La nutricionista y directora adjunta de IHAN en Reino Unido, Gill Rapley, ha publicado recientemente un libro sobre esta forma de alimentación infantil llamado “El niño ya come solo” donde la autora, acogiéndose a las recomendaciones de la OMS, ofrece información sobre sus beneficios y explica cómo empezar la introducción de los alimentos.

¡SÓLO QUIERE COMER LO QUE LE GUSTA!

Las asociaciones americanas de pediatría y dietética indican que los bebés serán quienes escojan libremente los alimentos que los padres les ofrezcan (siempre que sean adecuados a nivel nutricional y variados).

Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Nottingham (Inglaterra), ha descubierto que la mejor forma de introducir la alimentación complementaria, tras el periodo exclusivo de lactancia, es a través de pequeñas porciones de alimentos que el bebé come solo, en lugar de las tradicionales papillas. El estudio concluye que los bebés que empiezan a alimentarse solos con pequeñas porciones de carbohidratos, frutas y verduras y proteínas aprenden a regular su consumo de alimentos de forma natural.

NUNCA SE DEBE OBLIGAR A COMER A UN NIÑO.

Más pronto o más tarde todos los niños empiezan a interesarse por otros alimentos y mientras tanto la lactancia materna cubre sus necesidades, por lo nunca se debe intentar imponer a un niño la ingesta de una determinada cantidad de alimento.

Cada uno de nosotros necesita un aporte calórico distinto, razón por la que la alimentación no puede tomarse como una ciencia exacta. Y es que muchas veces el problema, como deja bien claro el Dr. Carlos González en su recomendable libro “Mi niño no me come”, es que nuestras expectativas o nuestra percepción de lo que ha comido no están acorde con la realidad.

¿Y LA LACTANCIA?

Continúa siendo a demanda, (sin horarios, cuando el bebé quiera) y hasta los dos años o más. No se trata de sustituir ninguna toma por otros alimentos, sino de complementarla con estos. De hecho, se recomienda ofrecerlos DESPUÉS de la toma, aunque ello suponga que el niño tome menos de otras cosas. Lo que sería inadecuado es que por tomar primero otras cosas el niño deje de tomar la leche materna porque es la ingesta de leche la que sigue garantizando la correcta alimentación del bebé y la producción de la madre .

Además, gracias a la lactancia materna se enriquece el gusto por los alimentos en el bebé y posiblemente reciba mucho mejor los alimentos sólidos al reconocer el sabor que ofrecen . Una reciente investigación realizada por expertos de la Universidad de Copenhague demuestra que el sabor de la leche materna puede variar en cuestión de minutos y está condicionado a la dieta que realice la madre.

La imagen es de http://lovelivegrow.com

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