26 de abril de 2013

Es muy fácil educar a los hijos de los otros

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«No existen los padres perfectos». Así de contundente se mostró la pedagoga del Centre d´Estudi i Prevenció de Conductes Addictives (Cepca) Belén Alvite en la conferencia ´Ser padres: pequeñas recetas para un gran reto´, organizada por la Associació de Guarderies d´Eivissa, que ofreció el lunes por la noche en el Club Diario. «Es muy fácil educar a los hijos de los otros», indicó Alvite, a quien presentó la presidenta de la asociación, Estefanía Guasch, antes de comenzar con lo que bautizó como sus «recetas fundamentales para cocinar un niño».

La pedagoga destacó que convertirse en padres «es un proceso, no un suceso» y que es normal irse a la cama todos los días pensando «que podrías haberlo hecho mucho mejor». A pesar de esto, explicó al cerca de un centenar de asistentes a la charla que cada familia y cada persona debe hacer suyas las recetas para educar a los niños porque hacerlo «con los criterios de otros es imposible». Además, insistió en que es un proceso que debe hacerse «sin miedo y disfrutando de cada momento» y al que hay que dedicar tiempo: «Menos tiempo implica menos paciencia y peor educamos». «Alguien impaciente no podrá educar. La paciencia no se compra, pero se trabaja», abundó.

Alvite explicó que antiguamente la sociedad era más igualitaria y los valores de la mayoría de las familias eran similares. «Jugábamos en la calle y si un adulto pasaba y te regañaba, obedecías. Ahora la sociedad es menos protectora», recordó. Eso sí, como contrapunto, recalcó que las familias actuales, al estar formadas, por lo general, por menos personas, son más ligeras y más manejables. «Pero también más frágiles y vulnerables», matizó.

La pedagoga aseguró que educar a un niño es «darle herramientas» para que no necesite a los padres. «Todo lo que no hace a los hijos madurar no es una ayuda, es un estorbo», afirmó. Como ejemplo puso a las «madres porteadoras de mochilas» que pueden verse por la mañana en la entrada de cualquier colegio cuando, señaló, un niño de tres años puede llevar «una mochila en la que apenas llevan un petit-suisse».

«La sobreprotección no hace a nuestros hijos más hábiles», insistió antes de recordar que educar «significa tomar decisiones» y que, en la actualidad, «hay muchos padres que no las toman». De hecho, aseguró que, en muchas ocasiones, son los niños los que deciden. Como ejemplo, cuando los padres no consiguen llevarse a su hijo de un cumpleaños y se acaban marchando cuando el niño quiere.

La conferenciante habló en varios momentos de los padres de Caillou, que puso como ejemplo de familia tanto por el tono de la comunicación de los padres como por el hecho de que los abuelos nunca llevan la contraria a los padres. Además, destacó la importancia de que los padres prediquen con sus comportamientos aquello que quieren de sus hijos. No vale pedir a gritos a los niños que no griten ni decirles que no se puede pegar con un golpe en la mano. Esto mismo, explicó, es aplicable a cualquier cosa que se quiera inculcar a los hijos. «No sirve explicarle a un niño de tres años qué es la solidaridad. La solidaridad se enseña en casa recogiendo entre todos. Y no se explica que hay que cuidar el medio ambiente, se recicla en casa», insistió. En este sentido, Belén Alvite recordó que los niños no sólo absorben valores de sus padres, sino también a través de la sociedad y de la televisión y que si tienen hermanos mayores son éstos los que adoptan como ejemplos a imitar antes que los padres.

La pedagoga alertó de los riesgos de los padres autoritarios «si obedecen por miedo existe el peligro de que en el futuro otra persona ejerza esa misma autoridad y haga cosas que no quiere» así como de los sobreprotectores, que no les dotan de herramientas para valerse por sí mismos. Esto, insistió, debe hacerse «todos los días», desde que los niños son pequeños y, preferiblemente, «a través del juego», la forma en que les resulta más fácil aprender.

Publicado en el Diario de Ibiza

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