23 de septiembre de 2011

Sin tetas y a tu lado


¿Qué tenemos que ver los hombres con la lactancia? Quizás no seamos los proveedores del alimento, pero si podemos ser el apoyo más importante para la madre que ofrece el pecho a su bebé. Estando de su lado podemos darle la inspiración y el afecto que necesita para amamantar felizmente.

Somos mamíferos, así que por naturaleza estamos diseñados para alimentarnos durante los primeros meses con leche materna. Durante ese tiempo, cuando “el bebé es de su mamá”, los padres podemos crear las condiciones para que la madre (sobre todo primeriza) se sienta relajada y segura al dar teta. Eso incluye un mensaje de motivación, y en ocasiones, resistir la tentación a decirle “olvídate de eso, el niño tiene hambre, yo le preparo un tetero”.

Tradicionalmente las abuelas eran el reservorio de la sabiduría para iniciar el proceso de lactancia. Pero lamentablemente durante el siglo XX muchas mujeres abandonaron esta práctica por razones de conveniencia, desinformación y las presiones de una sociedad que veía en la fórmula un mejor alimento. Esta línea de conocimiento se rompió, por ello ahora abundan los grupos de apoyo a la lactancia: redes de mujeres que comparten información, cariño y estímulo para superar las dudas y temores.

Un hombre que defiende a su pareja de las voces que le dicen “no te sale nada, tú no tienes leche” es un hombre que defiende la salud física y emocional de su familia. Toda mujer, con pocas excepciones, está en capacidad de producir toda la leche necesaria para su hijo, y ese es el mejor alimento que existe. Lo que suele faltarle a esa madre no es la leche, sino la información de cómo lograr una lactancia feliz.

Los padres podemos asegurarnos de que la madre y el hijo estén juntos durante los primeros minutos tras el parto, cuando las hormonas e instintos están al máximo para crear la impronta o vínculo entre ambos. Esa primera teta encierra la clave del éxito.

También podemos motivarla a que busque ayuda con los grupos de lactancia. Y nos hará bien recordar, sobre todo en las noches de desvelo, que esos momentos cuando el bebé “se chupa” a la mamá son pasajeros. Y que si nos sentimos desplazados, es cuestión de tiempo para que la sonrisa llena de energía de nuestro hijo nos diga ¡Valió la pena!.

Por Eli Bravo, periodista y escritor.
Extraído de la web www.inspirulina.com
La foto es del concurso de fotografía de lactancia del Hospital Marina Alta.

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